A-Derma cumple 40 años cuidando de las pieles frágiles (y de la naturaleza)

A-derma cumple 40 años

Haber nacido en 1982 imprime carácter. Y lo digo con conocimiento de causa… Fue el verano del Mundial de Fútbol en España y de Naranjito. Cuando Steven Spielberg estrenó ET y se dio por finalizada la Guerra de las Malvinas. En 1982 nacía también una de las marcas de cuidado de la piel más respetuosas: A-Derma cumple 40 años y desde Belleza Solidaria nos unimos a celebrar su aniversario. Creadora del concepto dermatología vegetal y pionera en el cuidado de las pieles más frágiles usando el poder de la naturaleza, la historia de esta marca del grupo Pierre Fabre bien merece un repaso.

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El pan dermatológico de A-Derma, en 1982.

Todo comenzó con la avena. Esta planta, utilizada con fines medicinales desde hace más de tres milenios, fue rescatada del olvido por el señor Pierre Fabre, farmacéutico y apasionado por la botánica. Además de inspirar el nombre de la marca (Avena Dermatológica: A-Derma), dio origen a su primer producto, el pan limpiador con leche de avena, que se lanzó en 1982 Una pastilla syndet, es decir, sin jabón, que proporcionaba una limpieza suave para las pieles sensibles y más frágiles, es decir, las envejecidas, las alérgicas, las atópicas, las de los bebés… Cuatro décadas después sigue siendo uno de sus best-sellers y un clásico recomendado por dermatólogos y farmacéuticos.

Avena Rhealba: el secreto natural de la eficacia

Como toda marca de cuidado de la piel, la investigación forma parte esencial de su trayectoria. Ahora que A-Derma cumple 40 años no podemos olvidar que pese a contar ya con éxitos en el mercado (el mencionado pan dermatólógico, pero también la fórmula reparadora de Dermalibour o la gama Exomega, para pieles con tendencia atópica), siguió trabajando para dar con la mejor avena. Así, tras 16 años de investigación eligió, por su suavidad y su riqueza en propiedades dermatológicas, la variedad blanca Rhea entre las más de 300 especies de esta planta. Bajo el nombre de Avena Rhealba® se convirtió en el activo del que este laboratorio tiene su uso exclusivo.

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Campos de avena Rhealba. Foto: cortesía de A-Derma.

Como te decíamos, la avena blanca Rhealba® está presente en todos los productos de A-Derma por las propiedades que ofrece para cuidar de las pieles frágiles. Pero la investigación no se detuvo ahí, ya que tiempo después se descubrió que más allá del grano, los brotes -o plántulas- eran especialmente interesantes. Este tesoro vegetal se ha revelado también como un tesoro dermatológico. El extracto de las plántulas es rico en saponinas, que requilibran la piel, y flavonoides, muy calmentes.

Cultivo ecológico y mucho más

Conscientes de todo lo bueno que les aporta la naturaleza para sus dermocosméticos, A-Derma siempre ha tenido como filosofía devolverle lo que ella les da. La primera decisión importante fue que todo el cultivo de Avena se hace según las normas de la agricultura ecológica, lo que refuerzan con la práctica de la agroecología. Esto implica, por ejemplo, el uso de una cubierta vegetal, como la alfalfa o el sorgo forrajero, que protegen y fertilizan el suelo entre dos cultivos de avena Rhealba®; y la integración de setos y árboles para combatir la erosión del suelo y frenar el viento. Todo ello favorece la vida y la fertilidad del suelo, al tiempo que mejora la biodiversidad del entorno.

La segunda decisión importante para la marca fue buscar un lugar para cultivar sus activos que también encarnara los valores de la marca. En 2013 abrió sus puertas Terre d’Avoine, la Tierra de la Avena donde se cultiva en exclusiva la avena Rhealba®. Un espacio natural, cerca de los centros de producción de Pierre Fabre, que apuesta por cuidar la biodiversidad y, además, puede ser visitado. Además, los productos están diseñados con criterios ecosociales, son de producción local (un 97%) y de aquí a 2025, el 100% de los envases se fabricarán con materiales reciclables compostables.

Una edición de aniversario muy especial

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Edición Compromiso del aceite lavante Exomega Control de aniversario

Coincidiendo con que A-Derma cumple 40 años te proponemos que te unas a la celebración. ¿Cómo? Tan fácil como hacerte con su mítico aceite lavante Exomega Control. Uno de los productos más icónicos de la marca que nació con el reto de proteger las pieles más frágiles -ya sabes, desde el nacimiento hasta las que sufren alteraciones, pasan por un mal momento puntual o las más envejecidas– también bajo la ducha. Este aceite, que se puede usar incluso en los recién nacidos, se viste de cumpleaños para celebrar el 40 aniversario de la marca.

El objetivo es que con cada envase de la edición Compromiso de Exomega Control (500 ml) se plantará un árbol. Así, A-Derma se compromete a plantar un mínimo de 17.000 árboles. Esta acción forma parte de una iniciativa medioambiental más amplia que comenzó en 2014. Desde entonces, la marca del grupo Pierre Fabre planta setos forestales que absorben el CO2, filtran y drenan el agua de los suelos, luchan contra su erosión y se convierten en el hábitat de insectos y otros pequeños animales. Para llevar a cabo este proyecto con éxito, A-Derma se ha asociado con el proyecto
agroforestal «Clima Local», que propone compensar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que no se pueden reducir ni evitar, mediante la plantación de setos de campo. Desde 2014, se han plantado más de 6 km, lo que equivale a 595 toneladas de CO2 ahorradas, o 595 viajes de ida y vuelta París-Nueva York en avión.

Esta forma de celebrar el 40 aniversario de A-Derma es muy coherente con el compromiso Green Mission del grupo Pierre Fabre -al que pertenece la propia A-Derma y Avène, Klorane o Renè Furterer, entre otras- y del que ya te hemos hablado en alguna ocasión.

Como decía al inicio, haber nacido en 1982 imprime carácter. Y una marca como A-Derma, que cuida de las pieles frágiles cuidando de la naturaleza, nos lo deja bien claro. Por eso, hoy ¡nuestra felicitación es doble!