El reto del sujetador Lola o cómo un hashtag movilizó a las grandes marcas

sujetador lola

Durante este mes de octubre te hemos estado hablando de cáncer de mama, cosmética que se pone el lazo rosa e investigación. Pero hoy queremos contarte otra historia. La del sujetador Lola. Se llama Lola, pero se podría haber llamado dominga, perola, seno, ubre, pechuga… Porque su nombre hace referencia al pecho femenino. En concreto, al de las mujeres que, tras una mastectomía se han quedado solo con uno.

sujelola2
En su tienda, sin ánimo de lucro, hay camisetas como estas. Foto: @tetayteta/instagram

De las 16.000 mastectomías que se realizan cada año en España -que suponen el 64% de los diagnósticos de cáncer de mama-, solo 4.800 mujeres se reconstruyen la mama. De ellas, solo 1.920 lo hacen de forma inmediata (Datos Sociedad Española de Cirugía Plástica y Reparadora). Es decir, cada año, 14.080 mujeres empiezan una nueva vida con un solo pecho. Este es uno de los mensajes que la comunidad teta&teta quiere transmitirnos. El objetivo de esta asociación sin ánimo de lucro, pero “con ánimo de desexualizar la teta y el ambiente alrededor. “Reivindicamos la libertad femenina usando como vehículo la creatividad y el activismo”, afirman en su web y en su cuenta de Instagram. Y, de hecho, el sujetador Lola es su acción más conocida -tienen otras sobre lactancia materna, mujeres en la cárcel…-.

Del boceto a la tienda

El proyecto de Lola partió de la petición de Idoia una sus miles de seguidoras en las redes (actualmente son más de 73.000). Tras una mastectomía, Iodia, que se define en su cuenta de Instagram @tocatelastetas como ‘activista uniteta’, decidió no someterse a una cirugía de reconstrucción. En ese momento, empezó a buscar un sujetador que se adaptara a su nueva situación y, más allá de prótesis externas y copas con bolsillo para meterlas, no encontró nada. Por eso, contactó con la asociación teta&teta y en octubre de 2019 se pusieron manos a la obra para diseñar un sujetador ‘uniteta’.  

Así, y tras una campaña de crowdfunding, nació el sujeador Lola. Primero fue un boceto. Después vino mucho trabajo, muchos prototipos, producción pequeña y artesanal y el lanzamiento en octubre de 2020. Junto a teta&teta colaboraron Aniela Parys (una marca de lencería slow de Barcelona, Anna Bonny (que ha diseñado varios sujetadores tipo parche pirata), School of feminism, Lalovenenoso, que fotografió la campaña, y muchas otras personas. Pero el sujetador Lola -a la venta en su web- marcaba solo un inicio.

Un reto para las marcas mainstream

Así nació el reto #mássujetadorescomolola. Porque Lola no cubría las necesidades de todas las mujeres que no se han sometido a una reconstrucción. Para algunas era caro, para otras faltaba variedad, tenía una costura que no les gustaba, una parte incómoda… Por eso, desde sus redes, hicieron un llamamiento a las grandes marcas mainstream para que hicieran su versión. “Que lo mejoren, que lo perfeccionen, que reduzcan el precio, que se mojen, que lo incluyan en sus planes, en sus escaparates y en sus campañas. Que en sus tiendas, quepamos todas. La libertad es eso también ¿no? Sujetadores para todas. Tienen el poder de hacer un sujetador uniteta perfecto y accesible a todas las mujeres, ayudadnos a que también tengan el compromiso”.

En solo unos días, varias marcas recogieron el guante. Oysho, que ya cuenta con varios modelos de sujetador post operatorio, fue la primera en comprometerse a mejorar el diseño. Luego vinieron Mango, Carrefour, C&A y Women’s Secret. Una gran noticia ya que supone que existan prendas más asequibles, disponibles para quienes no pueden o saben comprar online, con más colores y diseños…

https://www.instagram.com/p/CGpHR-WDOy9/?utm_source=ig_web_copy_link

En fin, un paso hacia la normalización de las mujeres que, por el motivo que sea -decisión propia, riesgo, listas de espera…- no se han sometido a una reconstrucción. Como dicen en teta&teta esto es solo la primera pieza de un gran puzzle. Pero anima a muchos a sumarse a la causa. O a cualquier otra. Porque un ‘simple’ hashtag ha dejado claro que, si nos implicamos, no hay reto imposible.